Los tipos de narrador: así lo explico desde hace 20 años

Ya he escrito un artículo sobre los tipos de narrador, pero reconozco que fui un poco rácano, o tal vez demasiado básico. Hay muchos artículos en la red referidos a los tipos de narrador, así que escribir «otro más», pensé, es una tontería. Pero me acordé de lo que ocurrió con mi artículo sobre «tema, argumento y trama». Pues, resulta que sobre ese tema también hay muchísimos artículos en la blogosfera, pero en mi blog es el que más visitas diarias recibe, una media de quinientas al día, y ha sido incluido en varias plataformas educativas y literarias, y eso que también es bastante básico.

Con esos antecedentes, he decidido escribir otro artículo sobre los tipos de narrador, pero intentando que sea lo más didáctico posible, evitando terminología técnica como intradiegético, autodiegético, extradiegético, equisciente, focalización cero… Suenan muy bien, muy eruditas, dignas de un gran catedrático, pero son expresiones difíciles de retener y comprender para muchos escritores en ciernes, tanto que yo ni las uso. Quiero intentar un artículo realmente útil, de andar por casa, tal y como lo explico desde hace veinte años, aunque más resumido que en los cursos que imparto. A ver si soy capaz, ya me dirás.

Conceptos básicos de los tipos de narrador

Antes de entrar de lleno en los tipos de narrador, quiero fijar unos pocos conceptos básicos aplicables al tema.

¿Qué es la omnisciencia?

Omnisciencia es la capacidad de saberlo todo, lo que se puede percibir con los sentidos y lo que no (los pensamientos ajenos, por ejemplo) y de estar en todas partes al mismo tiempo (ubicuidad). Ser omnisciente es tener acceso a ilimitado a la información.

¿Qué es ser deficiente?

A nivel narrativo, ser deficiente es no poder registrar nada que esté fuera del radio de percepción de los sentidos: oído, tacto, vista, gusto y olfato. Esto significa que no se puede acceder a los pensamientos y sentimientos de los demás. Para que se entienda mejor, piensa si tú puedes leer la mente de las personas. Ya te gustaría… Pues, eso mismo es ser deficiente cuando hablamos de los tipos de narrador. Aquí le llamaré cámara, y ya sé que las cámaras que tú conoces no tienen tacto ni gusto ni olfato. La que yo digo, la cámara narrativa, sí, y ya verás que es cierto. Te lo prometo.

¿Qué es la objetividad?

Ser objetivo es no opinar, no juzgar, no valorar ni a los personajes ni a los sucesos narrados. En realidad, la objetividad absoluta no existe, ya lo explicaré en el desarrollo.

¿Qué es la subjetividad?

Pues, lo contrario de objetividad: opinar, juzgar, valorar…

¿Quién es el narrador?

El narrador es la voz que cuenta la historia. Excepto en la autobiografía y, en cierto grado, en la autoficción, el narrador nunca es el autor, sino su máscara. Digamos que es una interfaz, una línea común entre el autor y el lector. Como Windows, la interfaz que conecta al usuario con el sistema del ordenador. El narrador es algo así como un filtro o un colador de información. Contar una historia es, al fin y al cabo, desplegar un sistema de informaciones dispuestas estratégicamente para mantener la tensión narrativa, y la principal fuente de información del relato es, justamente, el narrador. Como veremos, cada tipo de narrador, por su naturaleza, tiene acceso limitado a la información, exceptuando a «comodios», es decir, al omnisciente, y este es uno de los rasgos que influirá en la elección de quién va a contar la historia y en la «estrategia narrativa».

La información y los tipos de narrador

Los tipos de narrador

Lo primero que vamos a hacer para entender los tipos de narrador es separar las gallinas que viven dentro del gallinero de las que viven fuera del gallinero. Entonces, en los tipos de narrador hay dos grandes grupos:

  1. Los que SON personajes de la historia, que la viven y la cuentan.
  2. Los que NO SON personajes de la historia, solo la cuentan.

Aunque parezca redundante, la primera gran distinción es: narradores internos (dentro del gallinero) y narradores externos (fuera del gallinero).

Los narradores internos: Características generales

La primera característica de los narradores internos es que son personajes de la historia y, por lo tanto, la cuentan desde un YO, esto es, en primera persona. Esta característica —narrar desde un YO— lo hace más intimista, más cercano, más emocional, y es la razón primordial por la cual muchos escritores aman perdidamente al narrador en primera persona. Pero, cuidadín cuidadín, que se te ve el peluquín. Narrar en primera persona implica trabajar con la voz del personaje que cuenta la historia, debe de responder a sus características, y si escribes dos historias narradas por distintos personajes, digamos Juan y María, las voces deben de ser diferentes. He leído muchos, demasiados libros de relatos con historias contadas por distintos personajes, pero todos con la misma voz. Lo mismo ocurre en muchas novelas que aprovechan la perspectiva de varios narradores en primera persona, pero todos hablan igual.

De esto se deduce, y muy fácilmente, que cuando se elige un narrador interno, el estilo que se percibe NO es el del autor, sino el del personaje que narra la historia. Supongamos que el escritor es un catedrático de Filología Hispánica y su personaje es un hombre inculto de alguna zona rural. ¿Qué estilo tendrá el relato o novela? En todo caso, lo que sí se podrá apreciar es la pericia técnica del autor para «solapar su estilo» bajo las características del personaje-narrador.

La segunda característica es que los personajes, como las personas, no tienen el don de la omnisciencia, es decir, no pueden acceder al pensamiento del resto del reparto. Aclaro esto porque muchos creen que como sí conocen sus propios pensamientos, tienen el poder de la omnisciencia. No. Que un personaje tenga acceso a sus propios pensamientos no es omnisciencia, sino un don de la naturaleza. Del mismo modo, un narrador personaje no puede referirse a un hecho que ocurrió fuera del radio de alcance de sus sentidos, a no ser que alguien se lo haya contado. Hay una excepción: cuando el personaje tiene poderes sobrenaturales, pero esa es una característica del personaje, no del narrador.

La tercera característica es que el narrador interno, por su propia naturaleza, es subjetivo. La perspectiva de los hechos de un narrador personaje es, inexorablemente, subjetiva. Puede intentar ser lo más objetivo posible, pero cuando un personaje —o una persona— cuenta algo que le sucedió a él mismo o a alguien, lo hace desde su propio punto de vista. No es que mienta, claro que no, a su manera es objetivo, pero es «lo que él vio y cómo lo vio» y eso lo convierte en un narrador poco fiable. ¿Será como nos lo está contando? Y si lo contara otro, ¿cómo sería? Es como cuando dos espectadores de un partido de futbol discuten una falta. Uno estaba en una grada y el otro en la de enfrente. Cada uno vio la falta desde su ubicación. Ninguno miente, cada uno vio lo que vio, pero ¿cuál es la verdad? Y si a eso le sumamos que son fanáticos de equipos contrarios…

Los tipos de narrador interno

Básicamente son cuatro:

  1. Narrador protagonista: Casi que no hace falta explicación. El que cuenta la historia es el personaje principal, «esto me pasó a mí».
  2. Narrador testigo: Un personaje secundario que cuenta lo que le acontece al protagonista («esto le pasó a él»). El caso típico es el de Watson narrando las andanzas de Sherlock Holmes. Otro ejemplo es «Funes el memorioso», el cuento de J. L. Borges. Ser testigo es «haber estado presente cuando ocurrieron los hechos».
  3. Narrador en segunda persona: Una variante de la narración en primera persona es el narrador en segunda persona, que lo hace desde un . Este narrador, que es interno, tiene múltiples facetas. Puede ser un narrador que se dirige al lector, como los primeros párrafos de El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger; puede dirigirse a otro personaje, como Carmen cuando le habla a su marido muerto en Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes; o puede ser que el personaje se hable a sí mismo, un monólogo interior, como en La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes. Por ahí leí que si ese TÚ proviene de una voz pseudoexterna, como un dios que le habla al personaje, estamos ante un narrador externo. Error, y gordo. En un caso así, el dios es un personaje de la historia hablándole a otro personaje.
  4. Narrador editor o informante: Es un narrador que cuenta una historia que le han contado o que ha leído. Es el caso típico del manuscrito encontrado o de la historia que le contó el abuelo. Se diferencia del narrador testigo en que no ha estado presente cuando ocurrieron los hechos. ¿Un ejemplo? Pues, otro cuento de J. L. Borges,  «El informe de Brodie».

Los narradores externos: Características generales

La primera característica es que el narrador externo mira las gallinas desde fuera del gallinero. Es un narrador etéreo, un «alguien no identificado» que cuenta lo que «les sucedió a ellos, los personajes», pero sin participar en la historia y, por lo tanto, usa la tercera persona.

La segunda característica se refiere a que el discurso narrativo, es decir, el discurso del narrador externo, pone blanco sobre negro el estilo del autor, lo opuesto a lo que ocurre con discurso del narrador interno, que asume el estilo y la voz del personaje narrador.

La tercera característica es que todos los tipos de narrador externo pueden ser objetivos o subjetivos. Aclaro esto porque la subjetividad suele confundirse el don de la omnisciencia, sobre todo con la capacidad de leer los pensamientos de los personajes. Un narrador omnisciente puede decir «Juan pensó tal cosa» y no valorar ni juzgar ese pensamiento. Objetividad total. Otra cosa es que el narrador, omnisciente o no, decida reflexionar y opinar, dar su punto de vista sobre el pensamiento o forma de actuar de Juan. Eso sería subjetividad.

A veces, la subjetividad se presenta muy sutilmente. Si el narrador externo dice que la actitud de Juan era sospechosa, ese «sospechosa» es una valoración —y a veces una opinión del autor—, y no solo está «calificando» la actitud de Juan, sino que también la está explicando. Una característica del narrador objetivo es la carencia de adjetivos valorativos. Un narrador objetivo jamás va a decir ¡Pobre hombre!

La cuarta característica se refiere a que el narrador externo puede narrar desde la perspectiva de un personaje determinado. Se denomina punto de vista único: Narra desde afuera, en tercera persona, pero solo desde el punto de vista de uno de los personajes. Pero también puede tener un punto de vista múltiple: En un capítulo se pega a la piel de María, en otro a la de Pedro, y en otro tomar distancia y narrar desde una perspectiva que abarque a ambos personajes. En todos los casos, puede ser omnisciente o no, subjetivo u objetivo. Ya lo sé, es para volverse loco. De hecho, hay una clasificación para esto, pero vamos, que este artículo tengo que acabarlo antes de Navidad, que yo soy el cocinero del menú.

Los tIpos de Narrador

Los tipos de narrador externo

Narrador omnisciente: Ya he explicado el concepto de omnisciencia al principio del artículo, así que no necesito aclarar que este narrador tiene la capacidad de saberlo todo, lo que piensan los personajes, lo que ocurre simultáneamente aquí y en Groenlandia y los hechos pasados, presentes y futuros. Vaya, qué contradicción. Dije que no necesitaba aclararlo y lo he aclarado…

Narrador cámara (o deficiente): Este narrador solo cuenta lo que percibe con sus cinco sentidos, y ninguno de los cinco sentidos tiene la capacidad de leer o escuchar los pensamientos o conocer el pasado o el futuro de los personajes. Tampoco sabe lo que sucede fuera del alcance de sus sentidos. Es lo más parecido a la vida real: Solo percibimos la tristeza del otro por su aspecto (gestos, posturas…) o porque nos lo dice, y si queremos saber si la chica/o nos va a machacar si intentamos plantarle un besito francés, solo nos queda «intuirlo o arriesgarnos», porque de leerles el pensamientos, nada de nada.

El narrador deficiente va por la historia con una cámara y solo cuenta lo que enfoca con la lente, que funciona como «centralita de los sentidos». Claro, la cámara puede ver y oír, dirás, pero no puede oler, tocar o saborear. Es cierto, pero puede evocar. Sí, sí. Cuando enfoca una cerveza, enseguida evocamos su sabor, su frescor, su olor… Y ahí radica el problema: Contar una historia desde un narrador cámara requiere mucha habilidad con la técnica de mostrar, no explicar.

No obstante, existen tres verdades palmarias.

La primera es que, al igual que sería insoportable una novela escrita mostrando absolutamente todo, narrar el 100% con un narrador cámara es impracticable. No recuerdo haber leído ninguna obra contada por un narrador con omnisciencia nula. Sí he leído obras con un grado de omnisciencia muy moderado, casi imperceptible. Por ejemplo, Hemingway.

La segunda es que la literatura es la única expresión artística que puede entrar en el pensamiento de los personajes con elegancia y naturalidad. El cine y el teatro necesitan recurrir a voces en off  que, para mis gustos, quedan un pelín feitas. La literatura cuenta con recursos técnicos como la psiconarración y, sobre todo, el soliloquio, monólogo interior y el fluir de la conciencia, técnicas que tienen la magia de solapar la omnisciencia tras un discurso que sitúa al lector en la mente del personaje.

La tercera es que la objetividad absoluta no  existe, ni siquiera con el narrador deficiente o cámara. La decisión de «enfocar» determinada escena o gesto o lo que sea implica una decisión personal y, por lo tanto, subjetiva del autor.

Al margen de los tipos de narrador

Como siempre digo, la clasificación de los tipos de narrador es una sistematización con fines didácticos. Lo esencial es el narrador es la principal fuente de información del relato, lo cual lo convierte en el elemento central de la estrategia narrativa y la primera decisión que debe tomar el escritor. De hecho, etimológicamente, narrador proviene de gnarus, que significa «sabedor», el que sabe lo que ocurrió. No obstante, la información transmitida al relato estará condicionada por el tipo de narrador elegido, y el resto de los elementos de la estructura narrativa se organizará en torno a ello.

El narrador, en definitiva, es la máscara que usa el autor para filtrar y dosificar la información necesaria para organizar el relato. Desde ese aspecto, la información se convierte en uno de los elementos que influyen en la elección de quién contará la historia, incluso en las posibles combinaciones de narradores dentro de una misma obra.

Bueno, el tema da para escribir un libro, es inagotable. Podríamos hablar de la actitud del narrador, la ideología, la función comunicativa, la relación con la estructura del relato, la del discurso del narrador con el de los personajes, con la técnica de mostrar, no explicar, la omnisciencia en los discursos mentales… Pero creo que con lo escrito hay bastante para reflexionar.

No sé si lo he hecho bien, espero que sí, y si no, ahí están los comentarios para aclarar.

¡Felices fiestas!


Imagen destacada: Dmitry Ratushny

7 comentarios en “Los tipos de narrador: así lo explico desde hace 20 años”

    1. Hola, Pamela:
      Tal y como lo explico en la segunda característica de los narradores internos, «los personajes, como las personas, no tienen el don de la omnisciencia».
      Un abrazo.

  1. Muy útil y didáctica explicación. Me sirvió mucho. Ahora voy a buscar lo que decís específicamente de fluir de la conciencia, monólogo interior, etc… las formas de incluir el pensamiento del personaje. ¡Gracias!

  2. Néstor dice:
    (…)
    Tal y como lo explico en la segunda característica de los narradores internos, «los personajes, como las personas, no tienen el don de la omnisciencia».
    (…)

    Salvo que la tengan, maestro… Y yo voy a pensar en ello, por si se me ocurre algún cuento.
    Ha sido muy agradable descubrir tu blog. Saludos.

    1. Hola, Luis:
      Por esa razón, en el mismo párrafo aclaro esto:
      Hay una excepción: cuando el personaje tiene poderes sobrenaturales, pero esa es una característica del personaje, no del narrador.
      Un abrazo.

      1. Sí, sí… al narrador me refiero. Un narrador omnisciente que es (que acaba siendo) un personaje. A mí me pasó con proyecto que escribí con un amigo (fueron 112 cuentos entre ambos) en el que de repente me veo haciendo algo ‘raro’ y tuve que pararme a pensar dónde me metía. Y cuando me di cuenta, me dije: pues pa´lante. De la calidad del cuento no me corresponde a mí hablar, pero de que me lo pasé pipa escribiendo esto que te digo sí puedo dar fe. Reflexionando sobre ello, podría citarte ahora los títulos de dos películas donde ocurre algo similar… El narrador omnisciente acaba siendo un personaje dentro de la historia (no necesariamente el protagonista). Y no pierde su omnisciencia, porque sería un contrasentido perderla (más que el tenerla). Pero tus lectores no quieren leerme a mí, que el maestro eres tú. Si te interesa, te cuento el cuento de lo que te cuento (ooole) por privado; supongo que tienes acceso a mi dirección de email desde la administración del blog. Saludos. Tu blog me ha gustado mucho.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Scroll al inicio