El poder de la política de contenidos

Ha transcurrido exactamente un año desde que publiqué mi último artículo, el del 11 de febrero de 2018.

Cuando tomé la decisión de hacer una pausa en la publicación de artículos, y además reducir mi actividad en las redes sociales, tenía claro que las visitas a la web caerían en picado. Al fin y al cabo, era lo previsible.

El asunto me preocupaba —cómo no—, pues repercutiría directamente en mis futuros ingresos por correcciones e informes, pero tampoco tenía muchas alternativas: me había embarcado en un proyecto personal, mi agenda de encargos de corrección de textos e informes de lectura estaba comprometida para los siguientes seis meses, y a todo esto había que sumarle los cursos de escritura creativa que imparto y las ocupaciones domésticas. Por más que me organizara, estaba al límite, y a mi edad llevo muy mal estar al límite.

Sin embargo, a medida que pasaban los meses iba notando que la pérdida de visibilidad prevista no llegaba. Ni las visitas cayeron ni dejaron de llegarme solitudes de presupuestos. Entonces, ¿cómo es esto?, me pregunté.

Como dije en un artículo cooperativo de Antro Narrativo, en el cual participé por invitación de Piper Valca, no soy especialista en esto de la visibilidad en Internet, SEO, redes sociales… Y hablando de aspectos que ignoro, por no saber, no sé ni cómo se usa el Google Analitycs, y de SEO solo entiendo que el semáforo del Yoast tiene que ponerse en verde. Solo miro las estadísticas de Jetpack e intento interpretar los datos usando algo de sentido común y aquellos lejanos conocimientos de análisis estadístico y comportamiento del consumidor que aprendí en la universidad, y que luego apliqué cuando fui director comercial.

Por lo tanto, este artículo no tiene ningún sustento científico, sino más bien una carga importante de experiencia y reflexión personal. Visto así, soy perfectamente consciente de que es muy factible que un experto podría rebatirme algo, o todo, en un plis plas, pero creo que puedo aportar algo útil a muchas personas que están buscando abrirse camino en Internet. Si no fuera así, no lo escribiría.

LA POLÍTICA DE CONTENIDOS

Internet es una jungla, y abrirse camino es complicado. Lo más difícil es sobrevivir en un medio en el cual los falsos expertos, vendedores de humo de alta densidad que campan a sus anchas, han dinamitado la confianza de los usuarios.

Cuando empecé con mi blog, cometí muchos errores, hasta que comprendí que esto de Internet y el marketing online es una gran evolución tecnológica, pero que todavía no ha derribado el temor que todos tenemos a ser engañados. A partir de ese momento, centré todos mis esfuerzos en ganarme la confianza de los usuarios mediante una política de contenidos sólida, perfectamente segmentada y que eliminara cualquier duda sobre mi profesionalidad.

Poco a poco empezaron a llegar los resultados esperados. Actualmente, muchos de mis artículos están incluidos en plataformas de formación como, por ejemplo (y aquí viene el autobombo), la Consellería de Educación, Univesidade e Formación de la Xunta de Galicia, el Aula Virtual de la Junta de Castilla La Mancha, el Instituto Superior de Lenguas Vivas (Argentina), el Gwinnett County Public Schools, el British School de Chile, la Universidad de Helsinki, la Red Magisterial, la Universidad del Valle de Atemajac (México)… No sigo porque tampoco se trata de aburrir. Solo agregaré que también me han incluido en los temarios de varias plataformas de formación de escritores.

Ahora voy a intentar retomar la publicación de artículos, pero tampoco serán muchos, porque no me voy a poner a escribir chorradas pillavisitas. Nunca lo he hecho, ni lo haré. Me resisto como me he resistido a  ofrecer chiquicientosmil cursos para impresionar al personal. Solo escribiré artículos que respondan a una política de contenidos seria, útil y profesional.

Para mí, a pesar de mi torpeza, el secreto reside en la política de contenidos y en la formación no solo de una marca personal, sino de un buen nombre. Y paciencia, por supuesto. Como dije en el artículo de Antro Narrativo que mencioné al principio, luego están las redes sociales, el SEO y un cúmulo de anglicismos que no entiendo. Pero que esos árboles no te impidan ver la complejidad del bosque. Si tu política de contenidos no es profesional y sólida, el resto de acciones que emprendas en Internet te reportarán muchos seguidores, pero pocos o ningún resultado.

Pero, bueno, igual estoy equivocado.

Ya estoy escribiendo el próximo artículo: El narrador, elemento central de la estructura narrativa. Hasta entonces.

magen destacada de Rami Al-zayat en Unsplash

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