Escribir es mi trabajo
Tuve una amiga —escritora, según dice de sí misma— que ya no me quiere, incluso creo que me odia. Ese camino hacia la destrucción de nuestra ¿amistad? comenzó cuando me pidió que diera mi voto a un relato suyo para ayudarle a ganar uno de esos concursos que se suelen organizar en las redes sociales. Pasados unos días, me preguntó que por qué no la había votado, y le dije que, primero, el relato era muy malo; segundo, que tenía muchos errores ortográficos y gramaticales; y tercero, que un concurso no debía ganarse por el voto de los amiguitos. (más…)