El arquitecto y escritor Leo Mazzola, autor de la novela «Amores prohibidos (diario de un hombre)», me ha sorprendido con su reseña de mi libro de relatos «Todas son buenas chicas». Pero lo que más me ha sorprendido es cómo ha captado mi esencia de escritor.
La reseña de Todas son buenas chicas
por Leo Mazzola, escritor
Lo primero que me ha sorprendido de esta obra es el estilo literario de su autor. Me resulta innovador, complejo y muy interesante. Probablemente el estudio y análisis de cada uno de los diez relatos (cuentos, como quizá él prefiera llamarlos) que constituyen este libro daría de sí como para realizar un seminario sobre técnicas narrativas. A mí me ha resultado muy pedagógico. Pero sin dejar de ser la forma de expresarse un hecho absolutamente relevante, aún lo es más su contenido y el fondo que subyace en él.

Néstor Belda hace suya la tesis de Joseph Conrad: “El autor solo escribe la mitad del libro. De la otra mitad debe ocuparse el lector”, y la lleva hasta sus últimas consecuencias. Néstor nos ofrece la visión de un mundo real y cotidiano desde la más absoluta “neutralidad” como narrador. Él no adjetiva, tampoco interpreta al personaje, tan solo nos lo descubre para que sea el propio lector el que, en función de su propia sensibilidad, circunstancias y personalidad, experimente sus propias emociones y su posición al respecto.
Joseph Conrad: “El autor solo escribe la mitad del libro. De la otra mitad debe ocuparse el lector” Clic para tuitearLa cotidianeidad automatiza la mirada sobre la realidad que nos circunda, devora los objetos, los descarta, y el escritor debe volver a ella con sentimiento de extranjería.
Efectivamente, su gran capacidad de observación y análisis le permite ofrecernos una visión de la realidad, y en particular, del mundo de la mujer, que habitualmente nos pasa desapercibida, y con ello nos hace partícipes de su puesta en valor y complejidad incluso en los actos o gestos más sencillos y aparentemente irrelevantes. Determinados silencios de sus personajes son más explícitos que decenas de palabras explicando sus motivaciones o estado emocional.
Antonia María Carrascal en el prólogo de Todas son buenas chicas nos comenta que en cierta ocasión le dijo a Néstor que él escribía con una mano debajo de la mesa. Coincido plenamente con esta afirmación. Efectivamente Néstor nos presenta una historia pero crea subliminalmente otra en nuestro subconsciente. Esa aparente “neutralidad” a la que antes he hecho referencia se queda en la narración de los hechos, pero no en su intencionalidad, que no es otra que inducirnos a la reflexión, a la comprensión y a estimular nuestra inteligencia emocional. Inevitablemente te obliga a leer más de una vez determinados relatos, y en cada nueva lectura descubres aspectos que en un primer momento no parecían significativos. Su capacidad para sorprenderte con el desenlace final es extraordinaria.
Y en cuanto a las chicas… No, no todas son buenas chicas, pero para Néstor (y para mí también) el universo femenino resulta tan sensible, interesante, complejo y cautivador que su simple existencia constituye de por sí un regalo impagable, y su luz tan intensa que prevalece siempre ante las sombras que también existen en la conducta femenina.
En definitiva, un conjunto de historias extraídas de la realidad cotidiana y que adquieren especial relevancia y emotividad bajo la atenta mirada de su autor. Enhorabuena Néstor Belda por tu magnífico libro, y espero y deseo que te sigas animando a publicar todos esos relatos que aún guardas celosamente en el cajón de tu escritorio.
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Posted by Leo Mazzola on Martes, 26 de agosto de 2014