Antecedentes:
La frase:
En este blog la he escrito en el post «Las reseñas, los blogs y los filtros literarios» (Link), en referencia al estado de la literatura y el sector editorial. Sin embargo, en la esencia de esa frase me encuentro con las razones que me mueven a escribir desde hace unos cuantos años.
La pasión y la esperanza

Escribí mis primeras oraciones con intencionalidad literaria a los catorce años, movido por un sentimiento fronterizo con la envidia. No recuerdo cómo fue, pero una noche leí «El milagro secreto» de Jorge Luis Borges, y sentí que el lenguaje literario trascendía las palabras, y envidié la capacidad de Borges para conseguir «eso». Con el transcurso de los años, mi literatura se convirtió en lo que soy: «Un hombre que busca respuestas a través de la escritura». Respuestas que nunca llegan y que sé que nunca llegarán. Escribir con pasión (por la búsqueda) y sin esperanzas (por el desencuentro).
Escribir con pasión (por la búsqueda) y sin esperanzas (por el desencuentro). Clic para tuitearYo las busco escribiendo. En eso se ha convertido mi escritura. Busco respuestas a una humanidad que no entiendo, o que quizá me niego a entender tal como la veo: Frágil, a punto de hacerse trizas, navegando entre radicalismos y contradicciones, injusticias y falsas igualdades, con los valores subvertidos, donde el concepto de generosidad se confunde con el de justicia, la idea de solidaridad se reduce al tiempo que demanda un clic en un me gusta en las redes sociales, y la caridad es un carnaval de humillaciones disfrazadas de virtud. Veo una sociedad individualista (en la que me incluyo) que busca el bienestar (o felicidad) por medios insostenibles, incapaz de conmoverse por y moverse con sus vecinos, porque estoy convencido de que somos miopes: No somos capaces de ver que nuestra felicidad no será sostenible si se construye sobre infelicidades invisibles.
Por eso, Mireya, si ves pasión, es porque mi búsqueda es apasionada, pero si no ves la ausencia de esperanza, es porque está sumergida debajo de esas capas superficiales de la escritura (Link), en un plano muy profundo, que pertenece a mi intimidad emocional.