Diálogos, madame Bovary y la cola de la panadería

No es que nos vayamos a encontrar a Madame Bovary en la cola de la panadería, ni a Anna Karenina en el salón de belleza, ni a Sherlock Holmes investigando el robo de la joyería de nuestro pueblo; pero, ¿cómo es que esos seres incorpóreos, simples entes de tinta y papel, han supervivido a sus autores? Si le preguntásemos a cualquier persona sobre Sherlock Holmes, es probable que nos diga que fue un personaje que era investigador o detective, que fumaba en pipa y que tenía al Dr. Watson de colaborador. Sin embargo, si le preguntásemos quién es su autor, no es improbable que lo ignore.

Lo cierto es que hay escritores que dejan que sus personajes se expresen, se muestren, en resumen, les permiten salir a escena y hacer su trabajo. En cambio, hay otros que los mantienen atados a la pata de su silla: piensan por ellos y hablan por ellos. Esta es una de las características del narrador omnisciente que, en sí mismo, no tiene nada malo, siempre y cuando el escritor no se parapete tras su máscara para eludir el trabajo literario de MOSTRAR.

Diálogos, construir personajes vivos

Néstor Belda │ Escritura Creativa: DIálogos

Una de las formas de construir personajes vivos es cederles la palabra. Sin embargo, es increíble la cantidad de personajes mudos que hay en narrativa, especialmente en la narrativa corta. No hablan ni siquiera a través de la voz del narrador (estilo indirecto). Es evidente que para los escritores, dejar hablar a los personajes, comporta un problema y que esto tal vez sea el principal motivo de ausencia de diálogos en muchos relatos. Gabriel García Márquez, cuando Plinio Apuleyo Mendoza le preguntó por qué le daba tan poca importancia al diálogo en sus libros, respondió:

«Porque el diálogo en lengua castellana resulta falso. Siempre he dicho que en este idioma ha habido una gran distancia entre el diálogo hablado y el diálogo escrito. Un diálogo en castellano que es bueno en la vida real no es necesariamente bueno en las novelas. Por eso lo trabajo tan poco.»

Como escritor, uno puede creer al pie de la letra los conceptos de los consagrados, o creer en su propia experiencia. Admiro a Gabriel García Márquez, es uno de mis referentes, pero no comparto la misma concepción que él respecto a los diálogos. Existen ejemplos de diálogos magistrales, verosímiles, en lengua castellana. Por citar algunos, citaré solo tres: Don Quijote de la Mancha, Pedro Páramo y Boquitas pintadas.

Una de las funciones del discurso de los personajes es la caracterizadora. Al fin y al cabo, en la vida real nunca conoceremos bien a alguien hasta que no hablemos con él. ¿Por qué iba a ser diferente en la ficción? Si el autor es medianamente astuto, todos los rasgos que se pongan de relieve en lo que dicen o piensan sugerirán al lector una determinada forma de ser. La visibilidad, el «no lo cuentes, muéstralo», alcanza una de sus máximas expresiones: ninguna descripción nos dirá más de un personaje que sus propias palabras y su comportamiento frente a otros personajes. El discurso del personaje crea tensión, crea historia, lo desnuda, lo pone en evidencia y lo compromete.

Elaborar un diálogo creíble nos exige reelaborar el lenguaje conversacional y adaptarlo a la lengua escrita; significa también ajustar los modos de hablar a la caracterización de cada personaje; regular el tono y el volumen de las voces adecuados a cada situación. Es decir, un quebradero de cabezas. Pero no hacerlo es renunciar a la riqueza que este recurso aporta tanto a la construcción del personaje, como a la expresividad e intensidad emocional que algunos momentos de la narración nos exige.

Me gusta conversar con la gente, y escuchar con atención. Pero más me gustaría saber lo que piensan, y si coincide con lo que dicen. La literatura nos abre la puerta de entrada a la forma de ser, a sus certezas y contradicciones, a sus contrastes a la propia naturaleza humana, la misma que deben mostrar nuestros personajes, de modo que el lector se olvide de la tinta y el papel, y vea toda su humanidad.


Imagen destacada: Il giornale.it

4 comentarios en “Diálogos, madame Bovary y la cola de la panadería”

  1. Hola, me viene muy bien pues me gusta construir diálogos, No sé por qué, ya que es difícil y, me meto en estos charcos de los que no sé si salgo airoso. Y tu explicación me viene muy bien. Muchas gracias. Un saludo.

    1. Hola, Chaly.
      Me alegra que mis artículos te resulten de utilidad. Al fin yal cabo, para eso los escribo. Pero no te olvides de construir tu propia experiencia.
      Un abrazo.

  2. Hola Néstor: me pareció muy acertado este post, ya que abre mucho al entendimiento el trabajo del escritor y como mostrar a sus personajes.
    Un abrazo y gracias por tus aportes.
    María Julia

  3. ANA ZULEMA NAVONE

    Muy interesante y un desafío para el escritor o el que intenta serlo.
    Gracias Nestor por alentar a los que estamos en este oficio, poniendo todo de sí para
    saber si podemos, si seguimos o qué hacemos …?
    Me sirven mucho tus decoluciones. Gracias

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