Cómo escribí «Que no, papá»
Hay cosas que las sabe todo el mundo, que pertenecen al inconsciente colectivo. Por ejemplo, quién no sabe que las praderas son verdes, que las celdas de las cárceles son lúgubres, que el calor es abrasador, que hay minutos que se hacen eternos, que hay personas que tienen un carácter peculiar, que las cenas son opíparas, y no quiero seguir porque sería tan aburrido como lo es para los lectores ―y me incluyo― que nos cuenten esas cosas que ya sabemos. (más…)